Imagina por un momento que estás disfrutando de un día soleado en la nieve. Mientras el sol brilla intensamente, te das cuenta de que, a pesar del frío, necesitas ponerte gafas de sol debido al deslumbrante reflejo del sol en la nieve. Este fenómeno, donde la nieve refleja la luz solar de vuelta al espacio, es un ejemplo perfecto del efecto albedo en acción.
El albedo es una medida de cuán bien una superficie puede reflejar la luz solar. Superficies claras como la nieve y el hielo tienen un albedo alto, lo que significa que son muy buenas reflejando la luz solar. Por otro lado, superficies oscuras, como los océanos y los bosques, tienen un albedo bajo, absorbiendo más energía solar. Este balance entre la absorción y reflexión de la luz solar es un factor clave en la regulación de la temperatura de nuestro planeta.
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